DEVELACIONES SOBRE JORGE LUIS BORGES. Ramón Mérica tras los pasos del demiurgo.
- EL LIBRO DE HOMENAJE A BORGES
- Tras los pasos del demiurgo
- Por VEREDAS caminadas por Ramón Mérica
Un libro, "Develaciones". El mayor homenaje que se le podía ofrecer a un hombre que se abasteció de ellos. Un libro con fotografías de lugares en que se desarrollan sus cuentos y poemas, fragmentos de los cuales salpican el volumen como datos esclarecedores. El martes 24 de agosto, la presentación de ese libro es el gran homenaje de la Argentina a su máximo escritor. Ha de ser en el Museo Nacional de Bellas Artes porteño y "Veredas" ha sido especialmente invitada. De ese tributo, posible gracias a la Fundación Eduardo Costantini, esta página publica un anticipo exclusivo con una entrevista a uno de sus máximos responsables, el fotógrafo Facundo de Zuviría.
Su abuela Martha Molina Gowland, fue amiga y admiradora de Borges, y aunque él nunca conversó con el maestro, por aquéllo de que Dios los cría... un día se vio enredado en una maravillosa historia de gratitud con JLB y la fotografía, la pasión de Facundo de Zuviría, 44.
LA URBE EN BLANCO Y NEGRO
Aunque hizo estudios de Derecho y se recibió de abogado, el tercer ojo fue siempre la pasión más fuerte de Zuviría, que ha transitado por los más respetados medios periodísticos y visuales de Buenos Aires con una sostenida fortuna de excelencia. Hoy, sus trabajos aparecen en La Nación y especialmente en DyD, la impecable revista de diseño y decoración donde el afinadísimo ojo de Zuviría consigue proezas con el resplandor de una ventana, la altanería de una pintura o la majestuosidad de un sillón, amén del regusto desembozado por el mundo urbano, sus edificios, sus fachadas, la orfebrería de su arquitectura.
No en vano no duda en aclamar: "Fotografiar edificios es de lo que más me gusta."
Gran parte de ese gusto se lo sacó con Estampas porteñas, un espléndido libro de fotografías en blanco y negro que se demora placenteramente sobre interiores y exteriores de bares y cafés, claroscuros de la gran ciudad y sus moles edilicias, y sobre todo el paisaje humano de señoras y señores que pueblan la gran urbe y sus barrios. También, en ese volumen, descuellan los escaparates y vidrieras, vieja debilidad de Zuviría.
GÉNESIS DE LA MAGIA
Hasta que se cruza en su camino el inesperado proyecto del libro que se convertiría en el homenaje mayor a Borges en el centenario de su nacimiento.
No puede disimular el orgullo que le provoca el producto terminado, pero noblesse oblige, es imprescindible conocer la génesis de Develaciones.
Hay algo que tiene que quedar bien claro. el proyecto éste pertenece a Félix della Paolera, "Grillo" como le decimos los amigos, y lo empezó él con Borges, al que se sumó después Julie Méndez Ezcurra con más fotos. Se murió Borges, luego murió Julie, muy joven, y las fotografías quedaron en mis manos. En algún momento, a "Grillo" se le ocurrió reflotar aquel proyecto de un libro con fotografías de los lugares literarios de Borges, y viendo que teníamos la posibilidad de hacerlo a través de Soledad Costantini con el auspicio de la Fundación de su padre Eduardo, ahí fue donde la idea tomó forma definitiva.
- "En "Estampas porteñas", usted por su parte ya había intentado un mecanismo semejante, porque los diversos capítulos del libro están antecedidos por líneas o reflexiones de escritores famosos como Marechal, Mujica Láinez, Malraux y hasta el mismo Borges.
- Claro. me gusta ese tipo de ejercicio, porque antes de reflotar esto que es "Develaciones", yo por mi parte me había propuesto fotografiar los lugares vinculados a Borges en Buenos Aires y Adrogué. Hasta pedí una beca Guggenheim para llevarlo a cabo, no se hizo, y quedó ese proyecto archivado en mi cabeza. Hasta que en un momento, algo casi mágico, "Grillo" me preguntó si yo sabía algo de las fotos de Julie Méndez, el dije que las tenía yo porque éramos muy amigos y socios como fotógrafos, y por eso la familia me confió toda su obra a mí. Así fue que renació ese viejo proyecto.
EN POS DE "GEORGIE"
- Que había empezado con la aprobación de Borges, por cierto.
- Es así. "Grillo", se lo propuso. Borges se entusiasmó, y así "Grillo" empezó a tomar fotos allá por el ochenta. Además "Grillo" , es el que hizo conocer a Borges la historia de los hermanos Iberra, los de la milonga famosa, le mostró muchos lugares del malevaje en Adrogué, Borges fascinado. Además "Grillo" consiguió en Adrogué una casa donde Borges veraneó un par de años. Era muy muy amigo de Borges.
- Por lo que se ve en el libro, la mayoría de las fotos son suyas.
- En el libro hay unas diez fotos de Julie y unas cincuenta mías, pero todo ha sido un laborioso trabajo de equipo con la Fundación Constantini a la cabeza.
- Cuando usted tuvo que salir a la calle en pos del Borges de Buenos y Aires y de Adrogué y fotografiar los vínculos del escritor con su entorno, ¿qué es lo que más le interesó rescatar?
- Me interesó rescatar todo lo que se pudiera. Pero la idea nunca fue hacer un "coffee table book", un libro de enorme formato con fotografías muy vistosas y en un sentido artificial como los que se ponen en la mesa baja del living. Lo que tratamos fue de hacer un libro más académico, muy documentado, donde cada lugar está señalado con mucha precisión porque se lo vincula con Borges.
NOMBRES Y ARQUETIPOS
- Aunque Borges era muy pícaro en tratar de omitir, siempre que podía, los nombres exactos de los sitios sacados donde ocurrían sus historias. Mucha veces había que adivinarlos. Por ejemplo: el bar Anchor Inn, en Avenida San Juan y Paseo Colón, no está mencionado así en el libro, pero allí es donde Emma Zunz va hilando la terrible venganza contra Simon Lowenthal. ¿Cómo supieron que el Anchor Inn era el bar de Emma Zunz?
- En el relato el bar tiene otro nombre, inglés también, pero "Grillo" en muchas conversaciones con Borges le preguntaba: ¿Ese lugar que usted menciona en tal cuento es tal bar o café? y Borges le daba las clases exactas, le decía el nombre justo. Fue más fácil con otros lugares más identificables como las casas donde vivió, el colegio adonde fue, que ahora es una ruina. Es muy importante el texto de "Grillo", porque ahí él hace un análisis afinadísimo de Borges y su literatura y donde dice que para Borges todo era literatura. Yo siempre me acuerdo de un hecho así como que alguien dijo "Esa pared azul descascarada" y Borges dijo: ¡Qué bonito endecasílabo!, sin que el otro pensara en nada literario.
- Es curioso que con la admiración que le tiene, nunca hubiera estado con Borges y que le haya tomado solamente una fotografía, por casualidad, y de espaldas.
- Es la fotografía que cierra el libro, es Borges de espalda, yéndose por la Plaza San Martín, cerca de donde vivía. Y la tomé por puro azar. Yo pasaba por allí, descubrí que era él con otra persona y lo tomé como estaba: de espaldas, como yéndose, y por eso es la que cierra Develaciones.
LOS GUIÑOS DEL MAESTRO
- ¿Qué es lo que más le gusta de Borges?
- Me encanta todo Borges. He leído casi todo sus cuentos, muchísimos ensayos, casi toda su poesía, pero además me divierte Borges. Le encuentro humor, ironía por todos lados, porque no lo tomo de una manera académica y solemne, sino que cuando lo leo me divierto mucho porque todo el tiempo le encuentro guiños, desde las citas apócrifas hasta los modismos, las palabras, los elementos que usa para describir los tipos criollos, como describe cada personaje. Todo.
- Para la fecha del centenario de Borges, ¿hay alguna otra celebración en Buenos Aires?
- Quizá la haya. No lo sé. Lo que sí me parece es que la presentación de Develaciones es el homenaje mayor, el tributo de la Argentina a su gran escritor en el que estarán su viuda María Kodama, autora del prólogo del libro, Eduardo Costantini y su hija Soledad, de la Fundación de su Familia. Félix della Paolera y yo. Por mi parte, no tengo más que agradecer por esta oportunidad única de haber integrado un equipo fantástico para este homenaje que es el que a Borges le hubiera gustado: discreto, sobrio, sencillo, pero, sobre todo, con un libro. Más, no se puede pedir.
DEVELACIONES
Textos: Félix della Paolera. Prólogo: María Kodama. Fotografías: Facundo de Zuviría y Julie Méndez Ezcurra. Editor: Fundación Costantini. 128 páginas. 56 fotografías en blanco y negro.
(Nota publicada por Ramón Mérica en El País, el domingo 22 de agosto de 1999)